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Dedicatoria

Siempre se ha dicho, se dice y se dirá, que detrás de un Gran Hombre, hubo, hay y habrá, una Gran Mujer. Este es el caso de mi Maestra, mi Segunda Madre, Natalia María Lennon. Claro, que ella no se conoce, sin haber compartido, como decía Don Adolfo1 , un costal de sal. La fina sal de la Vida y la Amistad.

Quien piense que Natalia me enseñó, tan sólo, Décimas y Estilos, tiene un pensar muy pequeño y vuela muy bajito.

Aunque nadie lo sabe o no quiere saber, todos tenemos un mundo interior. Como todos, yo tenía el mío, inexplorado.

Como aquel Caballero, de la Armadura Oxidada, con cada Estilo y Décima conceptuosa, Natalia me guiaría a trasponer las diversas puertas de mi mundo. A su vez, en cada Décima, ella me permitía recorrer un poquito el suyo. Traspuestas todas y cada una de las puertas, me abriría la Puerta Principal de su mundo interior. La de su Fe Católica. A partir de ese umbral, las Décimas se convirtieron en libros espirituales, como el Triunfo y Mi Cristo Roto. Con ello me sacaría el vendaje, que cubriera por años, mis ojos.

Agotadas las Décimas y Libros, Natalia me enseñaría, con sus hechos. Si sé algo del Amor y la Fidelidad, me lo enseñó ella, al atender y cuidar de su esposo, Don Adolfo. Si se algo de la Humildad, me lo enseñó ella, al darme, más de una vez, una prenda de vestir, un plato de comida, un techo, un buen consejo y un buen reto. Si se algo de Generosidad, me lo enseñó ella, al pedirme que enseñara a un muchacho, como ella hizo conmigo.

Con una visión clara, con mis propios valores y mi propia fe católica, Natalia me abriría las puertas de su alma, dándome como bendición, la bella Glosa que dice:

“No me llamen por mi nombre
que mi nombre se murió.
Llámenme la Flor Marchita
que del árbol se cayó.”

Con esta Glosa, sin decírmelo, se estaba despidiendo. Abriría con ello, la puerta más franca. La de su propia Paz, la de su propia Eternidad…

Solo de toda Soledad, transitando quizás, el último tramo de la vida, me acompañan, tan sólo, Dios y Mi Guitarra. En ella, la imagen de Natalia, su voz y singular modo de ser, se tornan presencia. Aunque no soy, ni seré, un Gran Hombre, sé que tengo aún y ante mí, como una Madre, a una gran mujer… mi maestra…. Y sus Estilos…

Reynaldo Miguel Hours
20 de febrero de 2019
en San Miguel del Monte

1 Don Adolfo Güiraldes, marido de.