Helo
aquí al singularísimo baile individual. Y de varones específicos: “Porque en
las pulperías, los individuos no eran bailarines. Eran hombres; hombres
formados en todo eso que el desierto tiene de desolador y de poderoso. Todos habían
mamado en la ubre infinita de la Pampa.”1
Al
igual que la Milonga, su nombre trae reminiscencia de negritud. ¿Acaso de
morenos del Perú, perdidos bailarines o músicos del barrio limeño que comparte
nombre?2 El mismo autor señala: “En Chile se bailó “a solo”, desde antes de 1817. Según
I. Aretz, también bailóse en el Uruguay”3.
Y había también de contrapunto, para que el espíritu de la payada hallara
resquicios por doquier para su despliegue.
Su
índole señera es destacada por Ventura Lynch: “Como baile no hay ninguno
comparable al malambo. Es el torneo del gaucho cuando se trata de lucir sus
habilidades como danzantes…. El auditorio está pendiente de los pies de los
danzantes, que escobillan, zapatean, repica, ora arqueando, inclinando,
doblando y cruzando los pies, cuya planta apenas palpita sobre la tierra”4
Y
poseía usos perdidos en el tiempo: “Entre un pequeño cerco de velas prendidas
solían hacer mudanzas los hombres de la Pampa. El que volteaba o apagaba una
vela, pagaba una vuelta de copas y perdía algo de su prestigio. También clavaba
facones de mango, con el filo hacia arriba, o sobre un cajón”5
Acaso
asista demasiada razón, entrado el siglo XXI, al maestro Don Ata: “En los
tiempos actuales, el profesionalismo en la danza y las cosas del teatro han
conservado el nombre, pero ya no el espíritu del malambo. Hoy, esa danza de
hombres, se ha convertido en un disloque incompresible al servicio de la
vanidad humana”6
Cabeza
alta, tronco erguido, pecho levantado, brazos caídos y quietos, medio cuerpo inmóvil:
“Es esta una danza individual que se baila exclusivamente con zapateos, en la
que no caben otros movimientos que los de las piernas y pies.”7
Estimado
seguidor de este trabajo, de estas líneas al menos: ¿quiere ver bailar elmalambo a la manera antigua? Retroceda (como
quien dice) unos casilleros e ingrese al Video
que integra la presente compilación. Si lo único que le faltaba a Nuestro
Archivero era acariciar con mudanzas de malambo el suelo de la provincia donde
nació y buscó durante años sus canciones y danzas, ahí lo tiene, cerrando la
filmación. Vale la pena.
2 Pedro Berruti, “Manual de Danzas Nativas”, Editorial Escolar, Bs. As.
2015, pág. 153 “Malambo”
3 Idem
4 Ventura Lynch, “Folklore
Bonaerense” Ed. Secretaría de Cultura de la Nación” Bs.As.
1994, Prólogo de Pedro Luis Barcia, “Folklore Bonaerense”, pág. 75