Se puede afirmar que, a la fecha, han desaparecido las
dudas sobre el por qué de su nombre: “El origen cierto de la denominación es,
repetimos, el recorrido en círculo y semicírculo que exigen las figuras en su
desarrollo coreográfico; la revelación la obtuvimos de un anciano criollo,
vecino del Azul, guitarrero y bailarín en sus lejanas mocedades. Su nombre era
Juan Zavala y sus deudos viven en Chajarí”1. En idéntico
sentido se expresan Fernández Latour de Botas y Barreto. Y reafirman su vínculo
originario: <De la familia de la Contradanza, consta de varias evoluciones
en conjunto. La figura final, de las parejas ubicadas en semicírculo, se
presume dio nombre al baile, pues “caña entera” se llamaba al círculo
completo>2
De parecido modo a Podestá al resucitar al Pericón, el
soplo en que renació la Media Caña se debe a la mítica llegada de don Andrés
Chazarreta a Buenos Aires con sus músicas terruñeras. Dice Lombardi: <Su
música es la que registra Chazarreta (1er Albúm Musical Santiagueño de piezas
para piano), única que se conoce, así como la forma de bailarse, conocida en
1921, cuando aquel presentó en el Teatro “Politeama” de Buenos Aires, su
conjunto de danzantes y cantores santiagueños.”3
En el mismo texto, Lombardi se pregunta dónde
consiguió Chazarreta los datos de un baile tan antiguo. Y nosotros agregamos un
mérito o componente aún mayor: ¿en qué momento esta danza de corte atlántico,
con gusto a estuario e integrante con Cielo y Pericón del “Grupo Trino” que
hemos mencionado4,
dejó la costa y se internó tierra adentro para ir a parar a los montes de
Santiago del Estero? No hay otra explicación que la consabida trashumancia de
danzas y cancioneros. También Ricardo Rojas, evocando el terruño, trae noticias
de ella por aquellas tierras:
“Por
fin con la media caña el
baile terminará; que
ya está alboreando el día sobre
el negro quebrachal.”5
La antedicha versión de Chazarreta es la única versión
que se conoce. Después fue interpretada y grabada en más de una oportunidad. Si
se nos permite recomendación, aconsejamos la versión de Félix Pérez Cardozo y
su conjunto donde, si bien con arpa de distinta hechura, se recrea texto y
coreografía con tal instrumento, casi perdido a la fecha en la música norteña.
La Media Caña tuvo su vinculación con la Resfalosa
andina y tuvo también su momento de apogeo cuando fue predilecta de los
federales: la época de Rosas. Fue tal el fervor de los “divisa punzó” por ella
que sus enemigos la tomaron en contrario sentido, para contraatacar usándola en
consecuencia. Famosas fueron, en tal sentido, la Media Caña del Samborombón y la
Media Caña Terutera de Hilario Ascassubi. Y eso contribuyó, paradojalmente,
a su cuasi desaparición: “Su decadencia se acentúa con la caída de los
federales (1852) y su agonía se precipita en los lustros inmediatos”6
También se la supo llamar Pin Pin y más aún Tin Tin,
por remedo de sus acostumbrados estribillos:
“Tin,
tin, media caña, Tin
tin, caña entera, Tin
tin lo que gustes, Tin,
tin, lo que quieras…”7
Y así como vimos, de andar juntoseste “grupo trino”, se mencionaban cielos
“apericonados”, también sucedían casos análogos. Sigamos al maestro Vega:
<La primera mención de la Media Caña o, mejor, de las voces “media caña”
aparece en un sainete gauchesco en Buenos Aires hacia 1823 y representada varias
veces durante las dos décadas siguientes. Se titula Las Bodas de Chivico y Pancha y, con elmotivo del rótulo, hay baile en el rancho. El
guitarrero es invitado a tocar:
“Vamos
a empezar el bayle ché,
Perico, pues templá, y
Seguidito nublale pericón de media caña hasta
mañana a la tarde.”
La orden es precisa: el músico debe tocar un Pericón,
más según parece, no un Pericón cualquiera, sino el de media caña.>8
La versión que aquí se registra tiene la exacta música
de la de Chazarreta. Y, abandonando un tanto lo anónimo ante el tradicionalismo
del letrista, nuestro Archivero ha optado por grabarla con letra de Domingo
Lombardi. Y que criolla sencillez derrama su autor al informarnos que “los
versos que van agregados ayudarán, a pesar de su modesta factura, a aliviar al
guitarrero”9. Y cómo recrea el vínculo entre la vieja
ciudad y su campaña:
“Porteñita
linda, ¡quién
te mereciera! ¿y
quién no te brinda la
vida entera, la vida entera?10
¡Salud, Media Caña! Poco se la escucha, poco se la
baila en estos días. Pero es sólo paréntesis. Tal vez, como sus homónimas de
trago –la caña dulce, la caña de durazno- se viene añejando aún más. Y ha de
volcarse un día con gusto a viejo salón, a baile de campaña. Y la han de
adoptar, otra vez, nuevas generaciones del Río de la Plata.
Lo que puedo agregar de la Media Caña es que en una
obra de Agustón Chazarretga hijo de don andres, cuenta en “el ultimo juglar”
que su padre vio en sa del esteuna boda
de campo y cuenta y relata la ceremonia, el cortejo y la fieta de casamiento. Y
dice que salen a bailar los novios y los padrinos. Entonces pregunta qué danza
es y le dicen que se conoce como “el baile de los novios” y que no es otro que
la media caña. De allí la recomendación de bailares a tres parejas, ambos
padrinos y los novios.
1 Domingo Lombardi, Bs.As. 1944, “La Media Caña”, apuntes de Miguel Hours.
2 Olga
Fernández Latour de Botas-Teresa Beatriz Barreto, “Léxico de los Bailes
Criollos”, Academia Argentina de Letras, Bs. As., 2012, “Media Caña”, pág. 177
3 Carlos Vega, “Las Danzas Populares Argentinas”, Instituto Nacional de
Musicología “Carlos Vega”, año 1986, T II, “La Media Caña” pág. 257
4 Carlos Vega, Idem., “El Pericón” pág. 218
5Ricardo Rojas, “La Victoria del Hombre y otros cantos”, Editorial Losada SA,
Bs.As.1951, “Terruño” poema “Baile de la Telesita”
6 Carlos Vega, Ob. Cit., “La Media Caña” pág. 257
7 Idem,
pág. 259
8 Carlos Vega, Ob. Cit., “La Media Caña” pág. 267
9 Domingo Lombardi, Bs.As. 1944, “La Media Caña”, apuntes de Miguel Hours.