Antiquísimo,
integrando el grupo de danzas picarescas de vertiente andina, el Triunfo,
considerado a la fecha casi estrictamente surero, es acaso ejemplo redondo de
la influencia de Lima como epicentro de la corriente musical “Pacífica”.
Imitación
coreográfica de salones europeos con coplas de origen hispánico, fue la danza
que acompaño al Triste –como canción- en ser considerados del Perú. Dice Vega:
“Se lo conoció en el Perú en la mitad del siglo pasado y antiguamente aquí, en
el Plata, se lo tenía por peruano.”1 Y Pérez Bugallo, en
idéntico sentido, afirma:”Esa filiación aun resulta clarísima en el carácter de
sus interludios zapateados, virtualmente idénticos, en su ritmo y progresión
armónica, al malambo como a las
“fugas de refalosa” que presentan las
marineras peruanas.”2
Aguas abajo de la “corriente pacífica”, el Triunfo “se
conoció en todas las provincias y hasta hace pocos lustros se bailaba en las
del noroeste.”3.
Al respecto es interesante hacer notar que, posteriormente, con los ciclos de
recopiladores y autores del siglo XX, desde Andrés Chazarreta a Manuel Gómez
Carrillo y posteriormente por antiguos conjuntos llegados a Buenos Aires desde
las provincianías, siempre un Triunfo integró sus repertorios, así Mi Yesquero con Chazarreta, El Ketupi y Amor Tucumano con Acosta Villafañe o Yo soy tropero con Buenaventura Luna y La Tropilla de Huachi Pampa.
A tenor de la intención –y misión- de esos artistas de mostrar su arte nativo,
la inclusión de Triunfos habla por sí.
Como puede desprenderse de su nombre, el Triunfo, se
originó o relacionó con los primeros episodios militares de la Independencia.
Aunque otros tradicionalistas le dan crecimiento, por estos pagos, con posterioridad
a las Invasiones Inglesas. Acaso por esto, señala López Osornio, “El Triunfo
fue la danza que el gaucho pampeano juzgó verdaderamente suya, puesto que no
abrió baile en que no se rompiera fuego con un Triunfo.”4Sin perjuicio de lo
que precede, El Triunfo creció en auge y difusión tras las batallas de Junín y
Ayacucho:
“Este
es el triunfo, niña,
de
los peruanos,
tan
bonito que lo hacen
los
colombianos…”5
Si se exceptúa al Cielo
o Cielito –como se verá- que ostenta
cetro en el tema, acaso el Triunfo lo secunde en aquello de pasar de la lírica
a la épica en canto y danza, a influjo de los acontecimientos históricos.
Aquello de “si antes había vivido para el amor y el dolor, que canta en
variadas formas la poesía nativa, ahora viviría para la patria y la libertad”,
que afirma Ricardo Rojas6, hallará en el
Triunfo representación importante del “nuevo género brotado del alma nativa en
el estremecimiento de la emancipación: la poesía popular de asunto heroico o político”7
Sin embargo, al final, más de un Triunfo vuelve a la
lírica. Pero, a diferencia de cantos y danzas congéneres, pareciera mantener el
desafío, el combate a suerte y verdad, jugado con gracia viril. Y terminan
mezclados, hermosamente, batallas, amores, fortalezas. Así, en tradición oral
de familia, recuerdo aquello de:
“Montevideo
tiene
fuertes
murallas,
donde
mi amor y el tuyo
libran
batalla.
Montevideo tiene
murallas
fuertes,
donde
tu amor y el mío
se
dan la muerte.”8
Al igual que el Gato –López Osornio y Pérez Bugallo lo
tienen como derivación de él9- su forma estrófica
es la Seguidilla. Con dicha métrica anduvo de acá para allá, siempre en las
gestas:
“Ya
vienen los soldados
por
la quebrada,
y
los godos disparan
como
bandadas.”10
El presente Archivo, entre las piezas de Triunfo
incluidas, trae la particularidad de un Triunfo de la Guardia del Monte,
diferente de su homónima de la Escuela Nacional de Danzas. Dejaremos que
nuestro Archivero se refiera a ella.
Francisco Luis Lanusse
Triunfo
de la Guardia del Monte. La
diferencia que tiene el Triunfo de la Guardia del Monte con otros Triunfos es
que no se lo baila esquinado sino que se forma con el baile una cruz. Es decir,
se baila con media vuelta las dos primeras esquinas y para hacer la cruz hay
que hacer tres cuartos de vuelta para quedar formalmente atravesando esa línea
imaginaria. Ese modo de bailar lo aprendió Don Adolfo Güiraldesa dos ancianos en San Miguel del Monte: Juan
Ledesma, que en año 35 tenía 90 años y a Victorino Ferreyra hermano de Ramón
Ferreyra, un poco más joven que Ledesma.
El otro Triunfo que se enseña en la Escuela Nacional
de Danzas no tiene historia, no tiene la fuente ni el dato de quién lo recopiló
o lo vio bailar. Se llega a la conclusión que se trata de una creación autoral
moderna, una coreografía sin tradición
alguna.
Miguel Hours
1 Carlos Vega, “Las Danzas Populares Argentinas”, Instituto Nacional de
Musicología “Carlos Vega”, año 1986, T II, “El Triunfo”, pág. 257
6 Ricardo Rojas, “Historia de la Literatura Argentina”, Ed. Kraft, Bs. As, 1960, tomo I, Cap. X
“Transformaciones de nuestra Poesía Rural”
7 Idem
8 Mi
madre recuerda que las cantaba por Triunfo su finado amigo Riojano Almonacid.
9 López
Osornio, Idem; Pérez Bugallo, en “Atilio Reynoso, Canto y Guitarra, Música
criolla tradicional de la provincia de Buenos Aires, República Argentina”, ítem
“textos y comentarios. “Banda 8”, pág. 37
10 Juan Alfonso Carrizo, “Cancionero Popular de Jujuy” Colección
Arte-Ciencia, Jujuy, 1989, Cap. “Coplas Históricas”, pág. 181