Lo
primero que invita a pensar su título es que estamos en presencia de la mitad
de una Cifra. O algo parecido. ¿Es realmente así? No es tan fácil precisarlo. Y
este trabajo de ilustración no pretende ser última palabra sobre los temas que
discurre.
Tres
teorías no necesariamente excluyentes aunque sin vocación de complemento,
campean sobre el tema. La una remite a la Media Cifra con una diferencia con la
Cifra (o Cifra mayor) nacida de melodías y tonos. Y también, en parte, de
especie.
La
Señora Suma Paz, en referencia al descenso de Cifra Mayor a Media Cifra menor,
argumenta que la Cifra Mayor poseía una tesitura octavada de gran amplitud: “Y
se llamó media cifra por eso: porque
no era que se trataba de la mitad o que se hubiera acortado, sino porque
simplemente lo que se había reducido era el registro, la amplitud vocal de la
canción”1 Y el cambio parcial de especie a que se hizo alusión, se debe, según la misma
autora, a un abandono de lo épico de la Cifra hacia temáticas que, sin llegar a
un lirismo puro, la modifican: “Entonces atempera los ánimos, atempera el
lenguaje, el brío de la cosa viril, epopéyica y comienza a surgir lo más
sentimental y poético; lo más florido y delicado. Y esto da lugar a la cifra
llamada menor.”2Y completa: “Se la
llamó menor porque se la consideró menor como género y también por el tono menor de la música.”3
La
otra postura sobre su origen es exactamente la inversa: la Media Cifra se llama
así por ser, estróficamente, la mitad de la Cifra. Va en su apoyo que un buen
decir, para el caso que lo anterior sea exacto, debiera llamarla Cifra Menor,
opuesta a la Cifra Mayor. Y no Media.
Y la
tercera la trae Carlos Vega, en ocasión de fantasías payadorescas: <Si los
payadores acordaban dividirse la estrofa, cada uno cantaba cuatro versos de la
octava, o dos versos de la décima hasta complementarla. En las décadas pasadas
los payadores profesionales llegaron al extremo de cantar un verso cada uno.
Estas particiones se llamaban “media cifra” y hemos leído que también “media
letra”>4
Siin
perjuicio que no necesariamente alguna de las tres posturas debe ser falsa, de
mis conversaciones con el Archivero, llegamos a una hipótesis. El arrimó que la
Cifra, antiguamente, se cantaba por Octavilla, es decir, unidad estrófica de
ocho versos. Y que por influencia oriental mutó lentamente a la Décima. Con lo
que vendría a concordar con la cita expuesta, al tratar la Cifra, por el
maestro uruguayo Ayestarán: su decimalización
hacia fines del XIX. Entonces, si al modelo mayor de ocho versos, le
restamos cuatro, tenemos entonces La Media Cifra.
Esta
métrica de la Media Cifra –por cuarteta- da en vincularse con una veta
riquísima del acervo tradicional: aquel conjunto formado por el Romance en
Cuartetas, el Compuesto, las Disputas. El primero sería el tronco, el resto
ramificaciones. Dice Horacio Jorge Becco: “Los romances, como se sabe, son
composiciones octosílabas narrativas o épico-líricas. Nuestro paisano los llama
a veces compuestos.”5Y casi a continuación: “hay dos formas de romances: la española o monorrima y
la criolla, en cuartetas……. La poesía narrativa en América ha utilizado casi
exclusivamente el romance por cuartetas, género que inmortalizó Leopoldo
Lugones en los Romances del Río Seco.”6
Bien:
el mejor campo para galopar narraciones cantadas, ha sido la Media Cifra. Sólo
la Milonga, acaso y posteriormente, la emparda. Nuestro Archivero sabe de esto.
Ha juntado -e interpreta- todo el racimo que Becco denomina Romances Animalísticos7,
con sus contrapuntos y su reminiscencia de fábulas: El Caballo y el Buey,
El Jilguero y la Calandria; El Torito y el Tigre, El Sapo y la Rana, etc. Y el
tema de Las Disputas.
Con
origen y causa en la evangelización, Las Disputas,
junto con los Romances y los Autos Sacramentales, referían temas para dar
ejemplo o moralizar. Dice nuestro Archivero: “Las disputas eran obras más
populares, interpretadas por los actores trashumantes. Eran llamadas así porque
era historias en que dialogaban dos opuestos. Podían ser estas: El Sol y la
Luna, El Rico y el Pobre o el Alma y el Cuerpo”8
¡Si habré
escuchado, siempre por Media Cifra y en boca de Miguel Hours todas estas
argumentaciones: el tironeo entre Dios y el Diablo por un alma, la supremacía
en penurias que se adjudica el caballo sobre el buey, la derrota al tigre
propinada por el torito negro!
Tal
la Media Cifra, su urdimbre de ejemplos morales, fábulas, historias,
desplegados en romances con cuartetas. Y en su inmensa mayoría, por provenir de
la Cifra, por compartir espíritu y rasgueo, ese trasfondo de payada y
contrapunto en sus razones.
Francisco Luis Lanusse
Con
respecto a la Media Cifra en tono menor, lo que me pregunto es si alguna vez la
hubo. Yo conozco una, incluida en tono menor en un trabajo hecho por Guerrero
Cárpena y Wilkes. La quise tocar y efectivamente la aprendí. Y era exactamente
igual a una Cifra en tono mayor y queda, en tono menor, muy mala. No sé de
dónde habrán sacado esa versión, tengo mi duda que tenga alguna veracidad.
Mi
duda es si Guerrero Cárpena y Wilkes no la confundieron con un Término.
Miguel
Hours
1 René
Vargas Vera, “Suma Paz, Por la huella luminosa de Yupanqui”, Ed. De aquí a la
vuelta, Bs.As. 1995, cap. “La música pampeana”, pág. 203
2 Idem,
pág. 204
3 Idem.
4 Carlos Vega, “Las Canciones Folklóricas Argentinas”, Instituto de Musicología,
1965, cap. “La Cifra”, pág. 306