A
diferencia del Triste y del Estilo, cuyo origen y evolución se rastreó y
estudió largamente, la Cifra, por el contrario, despierta la sospecha de haber
estado siempre en la provincia. Y en el Estuario del Plata. Dice Ventura Lynch:
“Es la única pieza que no ha sufrido alteración alguna, trasmitiéndose a las
generaciones desde los felices tiempos de Santos Vega tal como es.”1 También Rojas Paz: “Dios inventó la palabra y después creó al mundo. Igual cosa
sucedió con la canción criolla, de la cual lo más antiguo es el cantar por
cifra, que se remonta a la colonia”2
López
Osornio destaca una modalidad o característica uniforme en estudiosos, tanto en
el desarrollo de esa modalidad como en su desplazamiento posterior –ya se verá-
por la Milonga: “la Cifra la empleó
especialmente cuando estuvo de payadas, es decir, cuando cantó de contrapunto.”3En igual sentido dice Carlos Vega: “la Cifra
por excelencia es la canción de los payadores que improvisan en oposición”4
Curiosamente,
acaso por su recia personalidad, la Cifra se mantenía idéntica musicalmente
para ambos payadores, que cantaban sus fundamentoscon la misma estrofa melódica, limitándose la contienda tan sólo a
las letras. Así lo señala don Lauro Ayestarán: “quizás el extranjero crea que
se trata de un contrapunto a la manera clásica y esto significaría la más
refinada y compleja forma de polifonía. Pero no es así: sentados frente a
frente, el primero canta una estrofa acompañándose con su guitarra y luego el
segundo le responde repitiendo exactamente la misma estrofa melódica con la
conveniente respuesta en la letra únicamente; terminada esta, el primero vuelve
a contestar siempre en el mismo pie musical y en el texto literario estriba el
contrapunto”5
También
curiosamente y a diferencia del Estilo, cuyos versos internos parecen alzar
vuelo y ganar relieve con su Allegro o Cielito, con la Cifra pasa exactamente
lo contrario. Dice el antedicho maestro sobre esta singularidad: “en varios
momentos, los versos internos de la estrofa no se cantan, se recitan
simplemente; un recitado rítmico, desde luego, que configura más un recitativo
a la manera florentina del Renacimiento, una “melopea” griega de la edad
precristiana”6 Y señala finalmente una evolución por afianzamiento de la estrofa de diez
versos, la misma que, como vimos, pareciera haber constituido al Estilo: “Es de
tradición popular que la Cifra es sus primeros tiempos podía cantarse con
estrofas de cuartetas,sextinas y
octavillas. A fines del siglo pasado (XIX) ha ocurrido en su forma otro hecho
trascendental: la estrofa de la décima la ha devorado”7
De
melodía y texto ajustados entre sí (silábica), las temáticas épicas e
históricas diferencian la Cifra de esa Trinidad Lírica conformada por
Triste-Estilo-Término. Pero se hermanan en un rasgo fuerte de la canción
rioplatense: la acentuación individual.
La
Cifra presenta otra curiosidad: como si no cupieran ambas en su grandeza,
guitarra yvoz se alternan, si suena una
calla la otra y viceversa. Dice Pérez Bugallo: “La cifra presenta una
particularidad única dentro del patrimonio musical criollo, como lo es el
diálogo que se desarrolla entre el canto o recitativo de los versos –expuestos
de a uno o de a dos- y la intercalación de una serie de acordes rasgueados”.8 Lo ratifica Carlos Vega: “De hecho, el canto dialoga con la guitarra. El cantor
puede y suele articular un recitado,
un verdadero recitativo parlante,
pero siempre alternando con la guitarra.”9
¡Llanuras
y lomadas y cuchillas del Río de la Plata, paridoras de un artista señero, el
cantor a solas con su guitarra! Qué otra cosa podrían entregar sus soledades,
la idiosincrasia de esa laya de de criollo –el gaucho- que la recorría… Y por
ser la Cifra la modalidad más antigua, quién es ella sino la madre de los abuelos
cantores, varones del Cantar Opinando: “Cantan por cantar las aves; canta por
cantar el ramaje; todo canta por cantar. Pero el hombre debe cantar opinando,
para eso tiene la palabra.”10
Dice
don Atahualpa Yupanqui del hombre de la llanura apeado en pulperías o
enramadas, al tomar el instrumento: “Llegaba de lejos, galopando. Había venido
de la Pampa, pero sólo externamente. Por dentro, la Pampa seguía dominando al
hombre.”11 Y agrega: “Como no conocía el arpegio, el gaucho usaba el rasgueo y comenzaba a
galopar potros sonoros sobre seis caminos sensibles.”12
Pampa
que domina por dentro… utilización del rasgueo… galope de potros sonoros sobre
el encordado… ¿De qué está hablando Don Ata, pues, si no es de un cantor que
sale por Cifra?
1 Ventura Lynch, “Folklore Bonaerense”, Ed. Secretaría de Cultura de la Nación” Bs.As. 1994 Prólogo de Pedro Luis
Barcia., Cap. “El gaucho actual”, pág. 81
2 Pablo
Rojas Paz,“El Canto de la llanura,
Meditaciones pampeanas”, Ed. Nova, Buenos Aires, 1955, cap. “El Canto de los
Pastos”, pág. 151
8 Rubén
Pérez Bugallo, en “Atilio Reynoso, Canto y Guitarra, Música criolla tradicional
de la provincia de Buenos Aires, República Argentina”, ítem “textos y
comentarios, “banda 12”
9 Idem
10 Pablo Rojas Paz, Ob. Cit. cap. “El Canto de los Pastos”, pág. 150
11 Atahualpa Yupanqui, Ob. Cit. cap. “Los Cantar es de la Pampa”